aquella no es mi melena ni mis dientes en tu piel
apenas es mi voz la que agrieta paredes en tu oído
y del paisaje roto escapan los pájaros de pico caído
pocos y desorientados por la sequía mojados de llanto
aves de paso entre tus piernas huyen el opaco manto
ansiosos evitando de mis pupilas los deseos y antojos
constantes de tu entraña porque esos sí son mis ojos
©om ulloa
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