Anoche, la "nueva orquesta" BVSC en el Symphony Center de Chicago. Estuvo bien, pero digamos que esta será la última gira de Omara y Mirabal, ya muy mayores... lo que se notó. El público, a lleno completo, fue muy entusiasta y cariñoso, a pesar de fallas técnicas y de la mortificante sección de viento que opacaba al piano, al laúd, etc, a no ser en los solos. Esto se debe a que el conductor es el trombón Aguajoso y bue... en casa de capitán no manda soldado. En general "fun was had by all", pero yo extrañé el twang de Cooder y Montalbán en la guitarra eléctrica, y la espontaneidad de los músicos de la agrupación original. Elíades Ochoa estuvo en plena forma, pero todo muy "en libreto" y tratando de recrear segmentos del documental. Es una lástima, porque los músicos son todos muy buenos y deberían soltarse y crear un de verdad "nuevo" BVSC y no una imitación. Hasta el nuevo cantante que suplanta a Ibrahim Ferrer, Carlos Colunga, se viste igual que él, con traje y gorrita de "guapachoso", y todo en blanco. (¿Será Damo de Blanco en secreto o santero?) Pero ya son "otra vaca sagrada" de esa "Cuba libre" con las que tantos fantasean y que yo quisiera fuera realidad y no otra iconografía de camiseta barata para consumidores malinformados de ideologías desgastadas. Y esas vacas sagradas, en Cuba, no se tocan ni se modifican.
