la argentina se sentaba en su carrito allá por la calle doce o trece. durante varios días la observé hacer yoga entre cliente y cliente desde el cafecito del hotel cardozo. la playa entonces era estrecha y se veía desde el cardozo, el primer hotelito deco en ser restaurado con terraza-café y todo antes del arrebato de remodelaciones que vino después. a veces la acompañaba una señora mayor. eran tiempos de juntas y militares allá en su tierra y ella y su "tía" tuvieron que irse, me contó luego. allá quería licenciarse en leyes y había sido miembro del equipo de esgrima de su país. aquí vendía hot dogs con chimichurri en la playa.
y eran deliciosos. tanto como ella, dorada por el sol, a la mirada fija de mis ojos ocultos tras gafas ray ban. SIGUE