EPITAFIOS
Severo Sarduy
(Fragmentos)
I
Yace aquí, sordo y severo
quien tantas suelas usó
y de cadera abusó
por delantero y postrero.
Parco adagio --y agorero--
para inscribir en su tumba
--la osamenta se derrumba,
oro de joyas deshechas--:
su nombre, y entre dos fechas,
“el muerto se fue de rumba”.
II
Aquí reposa burlón,
ángel de la jiribilla,
el mago de la cuartilla
y hasta del más puro son.
Un trago de ron peleón,
un buen despojo, una misa
y un brindis seco y sin prisa
para aplacar a los dioses
ausentes, sino feroces:
¡Al que se murió de risa!
VII
Que den guayaba con queso
y haya son en mi velorio;
que el protocolo mortuorio
se acorte y limite a eso.
Ni lamentos en exceso,
ni Bach; música ligera:
La Sonora Matancera.
Para gustos, los colores:
a mí no me pongan flores
si muero en la carretera.
Severo Sarduy
(Fragmentos)
I
Yace aquí, sordo y severo
quien tantas suelas usó
y de cadera abusó
por delantero y postrero.
Parco adagio --y agorero--
para inscribir en su tumba
--la osamenta se derrumba,
oro de joyas deshechas--:
su nombre, y entre dos fechas,
“el muerto se fue de rumba”.
II
Aquí reposa burlón,
ángel de la jiribilla,
el mago de la cuartilla
y hasta del más puro son.
Un trago de ron peleón,
un buen despojo, una misa
y un brindis seco y sin prisa
para aplacar a los dioses
ausentes, sino feroces:
¡Al que se murió de risa!
VII
Que den guayaba con queso
y haya son en mi velorio;
que el protocolo mortuorio
se acorte y limite a eso.
Ni lamentos en exceso,
ni Bach; música ligera:
La Sonora Matancera.
Para gustos, los colores:
a mí no me pongan flores
si muero en la carretera.