foto Dávid Lukács
El músico
Está cansado de que pasen por delante sin mirarlo siquiera, así que abre una maleta inmensa y guarda en ella la guitarra, la lona sobre la que se sentaba, el banquito, la farola, la acera, las papeleras, un buzón, un par de niños que jugaban cerca, un puestecito de helados, una tienda de reparaciones, un perro callejero y una peluquería de señoras. El otro hombre, que hace unos segundos se disponía a cruzar el semáforo con total tranquilidad, se encuentra de repente sumergido en una especie de niebla gris, con la mano a medio camino de una moneda en su bolsillo para la que, sospecha, ya es demasiado tarde.