hoy, hace un chingo, nació Virginia Woolf, la perenne suicida... y sin embargo, decía...
You cannot find peace by avoiding life.
Arrange whatever pieces come your way.
@lavozdegalicia
...Moriría 59 más tarde, con los bolsillos de su abrigo llenos de piedras bien amontonadas allí por ella misma una mañana de primavera, justo antes de sumergirse en las profundas aguas del río Ouse. Había cargado con ellas -tan pesadas aún invisibles- durante toda su vida... No era la primera vez que lo intentaba: en 1904, la escritora londinense, responsable de una nueva subjetividad femenina, se tiró por la ventana con solo 22 años. En 1913, ingirió entre cucharada y cucharada del desayuno cinco gramos de veronal. Ninguno de los dos amagos se saldó con el éxito que ella buscaba: abandonar este mundo raro, insoportable para mentes apesadumbradas como la suya...
«A veces retumba como un trueno dentro de mí el sentimiento de la total inutilidad de mi vida», le confesaba por escrito en 1930 a su gran amiga y sufragista Ethel Smyth, a quien tenía loca de amor.
...Virginia no se rindió, no era débil. Absorbía cualquier sensación que capturaban sus sentidos y, con ella fresca, aporreaba eufórica las teclas de su máquina de escribir, adicta a las palabras. Pero fue incapaz de lidiar más tiempo con ese monólogo interior que tan bien plasmó en sus textos, hoy historia de la literatura universal. Sabía lo que venía, conocía bien la asfixia de la pena negra de la depresión. Y, antes que volver a sentirla, prefirió no sentir nada nunca más.
Ah, Virginia... y encima, todo eso de...
One cannot think well, love well, sleep well, if one has not dined well.