6.30.2013
rayuela68
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
omulloandoEnlaRaya
en el PilsenPortal, celebrando a Rayuela en sus 50 añejos
ah, Rayuela cincuentona, ya. puro hocus pocus, voilá, medio siglo y toma. magia. como la maga, inolvidable. porque henos aquí, cortando a Rayuela hoy con la punta del aliento de la reverencia, cantándole un tangojazz en el ciberespacio a la pionera de la contracorriente, la electrificada requecontrantinovela, primera de tantas.
ah, Rayuela cincuentona, ya. puro hocus pocus, voilá, medio siglo y toma. magia. como la maga, inolvidable. porque henos aquí, cortando a Rayuela hoy con la punta del aliento de la reverencia, cantándole un tangojazz en el ciberespacio a la pionera de la contracorriente, la electrificada requecontrantinovela, primera de tantas.
y de sus
bifurcaciones y confeti literario, nosotros sus fetos primeros desangrando y
cortando al azar la novela que no lo quiso ser y sin embargo, lo fue. cortante.
única. y después del diluvio lo será siempre, zigzagueo mental a prueba de
bala. pesadilla y baballoriqueo de críticos y tempestades de tiempos en
rompecabezas y falsos respetos ensimismados en las vacuas líneas establecidas. lineal,
la narrativa, en línea recta. leal, a marchar. y, ¿acaso lo es la vida y su
cronología coja, desordenada, tuerta y sordomuda, sin principio ni fin que no
sea la continuidad del eco del grito uniforme del parto a la muerte? entonces Rayuela
siempre como cuerda floja, como malabarismo sin red, como ganas de quebrar los
candados de todas las estructuras impuestas. entonces Rayuela equivalente a
vida. su verdad para sabernos libres y cambiar de rumbo.
y yo
tan e-siglo 21 virtual, ahí les dejo plasmada mi copia de Rayuela siglo 20, impresa
y desvencijada. como cualquier otra cincuentona. como yo. engendrada y desgastada
su tapa como mi cuerpo. partidos su folios amarillentos justo en la página 48, la
pasta y el hilo en fragmentos. casi negando lo lineal, otra vez. y es que los
medio siglos son peligrosos. definen ciclos por acabar o empezar. tal y como
debe ser: rueda, raya, tacha, rueda, raya, tacha. y sigue, y sigue. corre y
sigue.
por
eso, cierto, hace tiempo no la releo, pero es lo que al fin y al cabo hay que
hacer con todas las biblias que te obsesionan y te marcan y te enloquecen. hay que apartarlas cuando su peso machaca tus
inmoralidades, tus defectos, tus medias verdades, tu insignificancia. sólo se debe recurrir a ellas como látigo para
el recuerdo —cortante, doliente, rayando en carne viva— porque si no, toda tu
mentira fue en vano. sólo para eso sirven las biblias. rueda, raya, tacha,
rueda, raya, tacha. y sigue.
© om ulloa
© om ulloa
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