ayer, todo el puto día la cancioncita de fondo... "... cuando salí de cuba dejé..." rebotando entre las paredes de la casa de mis viejos en la ciudad-estado de guerra y atmósfera de paz... y es que se murió aguilé, luis... anuncian... argentino amante de cuba y sobre todo, de cubanas. fue compositor del himno de la nostalgia iconografiada entre palmas y cañas, en su casa del general mola, allá en el madrid de franco, recuerda mi padre orgulloso de su memoria. él recuerda cosas así, trivialidades, como yo. de sus genes he heredado la batalla constante con la memoria. al contrario de él no sé zafarme el nudo que me produce el olvido que conllevan los recuerdos.
y luego, camino a algún mandado, uff, en el carro el calor asa, derrite el pellejo humanimal que nos cubre y por el radio se filtra repetitivo el adiós melódico a los que salimos y no volvimos, dejando vida, casa y corazón en la isla petrificada. y qué más da, si ésta también la vamos a tener que dejar, dice mi madre con su habitual practicalidad, mortificada por el sol mientras queda atrás la estructura que la aloja al alejarnos en el coche. la miro por el retrovisor y la recuerdo de aqueños años en ayala, dama y señora del apartamentico sin calefacción lleno de amigos, cubanos vociferantes envueltos en gabanes gruesos, fumando y bebiendo vino mientras componían "el regreso". las mujeres los escuchaban y algunas hasta lloriqueaban su nostalgia en una esquina con sus juegos de saya y chaqueta imitando los de channel sesenteros, con su botas de cuero y sus peinados duros. con sólo diez años de revolución a cuestas, todavía existía una esperanza entre aquella gente joven. algo podía cambiar. aún podíamos regresar... a las desgastadas losas frías de las casas abandonadas y dejar atrás el tibio parquet de madera de los apartamentos madrileños; a las playas cristalinas de agua caribeña y dejar atrás el olor rancio del metro de Lavapiés, donde estaban los comedores a los que íbamos a almorzar, día a día, recipientes de caridades religiosas que muy poco tenían que ver con San Lázaro, Santa Bárbara y la Caridad del Cobre...
pero mis viejos nunca regresaron y hoy los llevo al médico. con la esperanza de que duren una eternidad para que sigan siendo la base del recuerdo que me timbra por todas partes. para que no salgan de mi vida, casa y corazón. para que no me dejen, porque sigo siendo la niña taciturna del apartamentico de ayala. y es que luis aguilé, más joven que ellos, se murió y tampoco nunca pudo regresar. furiosa me agito, pitándole a un comemierda que se lleva la amarilla a punto de ser roja. y vuelve al aire la cancioncita. mientras mi madre la tararea desde el asiento de atrás, dudo que nadie le escriba a aguilé una canción de despedida con este estribillo pegajoso... "cuando salió del mundo dejó... a medio mayami en llanto vivo". lo dudo, en serio que lo dudo...