raspando teclas en el techo del apartamento de la saint charles a miles de sorbitos del té con limón frío en la playa en los vasitos con palmitas blancas entre ellas sudándonos ya los ovarios entre todas mientras casi apenas observaba a la flaca lánguida bajarse de su maverick amarillo encorvada en halter y shorts deseándola ya queriendo correrme a pulso y contrareloj entre sus extremidades y todas ustedes anticipándose traidoras esperándome en la distancia de ese momento que ocupan las sirenas que flotan mudas en el viento de las advertencias y entonces por glotonería y castigo preparándome abundantes meriendas de foie gras y champán entre los muslos de la camarógrafa permitiéndome degollarme hirsuta y tan creyente en vano en el vidriolente de su guillotina para cientos de años después deslizarme a puro empujón al encuentro fatal entre candente mora y sibilante judía enfrentadas en soliloquios tibios y yo mirando el mar ausente por todas partes de la isla-cloaca mientras ellas y todas las demás quietas en el papel esperando el roce de mi voz clarividente entintada de rima y rencor la cinta suave mecanógrafa de seda oh sinuosa silfa sabrosa destellando saliva salpicando lenguas enristradas enconadas en el poro abierto de mis ojos en madrid ya en otra ciénaga tan-manhat-tan tratando de evitar llegar a otra selva que sembrar otro árbol del que colgar la soga de nudo corredizo y así sin tú saberlo la flaca de las manos finas ya te acechaba en el techo de la wabash que estaba también cubierto de muertas margaritas verdes y blancas a punto de azorarse por el sol intenso con que te revelaba imágenes alucinantes la camarógrafa y de ellas oh-no apoderándose el escozor del salitre de la envidia y el golpe del viento que no cesaba a punto y apartarse a tiempo de empezar tú los lúgubres manuscritos y tras cada tecla raspada cantando himnos del amor después del amor entre el amor apenas del amor y vistiéndolas todas con coronas de espinitas destilando jugo de cerezas en todos sus sobacos oh enorme el placer que te lo anunciaba la mora distante acercándosete fantasma justo al momento del que no te atreves que se diluye en sombras tiznadas de amanecer con noche dando vueltas en tu cama conjugando el flujo que sobró entonces al exprimir el cítrico gollejo clitórico común entre tantas porque las menos son siempre las regaladas como caracolas envueltas en sal de humo y las que se quedan, aunque siempre se quieran ir, son las más densas que aunque parezcan flojas caen firmes raíces a tierra castigadas por el incesante teclear de una mano invisible que conjuga estruja lleva y trae tiempos ganando sólo géneros plurales de fuego rasgados en una hoja que tiembla en una y singular ceniza, abono perfecto
© om ulloa
© om ulloa
6 comments:
cómo me gustan los sobacos!
raspando quee
y si chupar sobacos es tremenda exquiiisitex
cuántas sirenas en tu vida? muchas.
cuántos prosemas? muchos.
pero cuántas sirenas te quieren más que ninguna? "las simples que se quedan aunque siempre se quieran ir son las más densas"
A mì eso de raspar me suena.
Y tu entonces comiendo la misma mierda desde el 2009?
Esto no se puede ni leer.
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