10.13.2010

Buñuelos de blúmers


[PHOTO: Jessie, a CC-licensed image by LeTiger]


hoy en tumiamiblog



Buñuelos de blúmers

un texto de om ulloa


Nunca antes quise escribir esta historia. Lo hago hoy porque ya son más de siete los adolescentes que en las últimas tres semanas han protagonizado las noticias —envueltas en las falsas alarmas de oh-how-could-this-happen-again?— por ser aún esa bombita que explota de pronto, siempre hacia dentro: adolescentes homosexuales victimizados hasta el punto del suicidio.

Un hijo homosexual ha sido siempre el gran tabú para cualquier familia, y entre cubanos, además, un secreto amargo que se guarda como la espina del merecido castigo que conlleva tanto serlo como llegar al suicidio por esa causa. Sin embargo, hoy estos sucesos alcanzan los titulares de nuestra sociedad tan avanzada y webelectrificada como puritana, tan pública como hipócrita, y de pronto nadie entiende por qué aún suceden estas cosas, si ser “gay” es en este siglo 21 tan, tan “cool” y todos nos queremos tanto, tanto, tanto…

SIGUE AQUÍ




Tanto como yo la quería a ella en el siglo 20, la que con su desesperado chantaje emocional hizo que me tomara el cursi e ineficiente-por suerte pomo de aspirinas un octubre de la década de 1970. Ella quien a la madura edad de 20 años sedujo a la niñata parejera de 14 con palabras sabias: “Yo sé lo que TÚ eres”. Y qué bien, pensé entonces, que ella lo supiera porque YO no me lo quería ni imaginar, presintiendo el desastre que habría de desatar definir tal conocimiento con las palabras asignadas. Y con sus virajes de “sabihonda” ella se enroscó en mi vida, apretó la tuerca al tornillo flojo y zarandeó mis quince años con lo desconocido pero bienvenido —por el alivio de no sentirme sola, sin justificar nunca la violación, aclaro. Por eso, tras meses de goce y culpa, cuando la sabihonda dijo no saber en realidad lo que ELLA era y decidió alejarse a la seguridad de un matrimonio urgente con un cubanito bitongo tan asustado como ella, ante la confusión dolida de la intrépida adolescente sólo supo recurrir al chantaje de gritar: “Si dices algo, le digo a TU familia lo que TÚ eres”. Y la adolescente, ya no tan intrépida, corrió al botiquín a mutilarse porque nadie, lo sabía, le iba a creer su verdad dicha con boca rebelde, con ojos ya repletos de reflejos mujeriles, con lengua insaciable y ansiosa, habilidades que a su alrededor no se consideraban útiles para que una “joven de bien formara una familia como Dios manda”. La sabihonda, ya la Sra. de Bitongo, casada y embarazada, era la única verdad creíble ante una sociedad hipócrita y cretina, por no decir cristiana. La hija en su vientre, gestionada en un santiamén por sus futuros padres como baraja mágica de legitimidad para ambos, era la prueba de que con sólo su palabra acusadora la sabihonda podía destrozar a una adolescente a quien la muerte no quiso recibir a tan temprana edad, por fortuna y destino.

Sin embargo, a veces la vida aplica justicias tan perfectamente bellas y perfectas que a uno no le queda otra que reírse a carcajadas salpicadas de perdón y olvido. Resulta que la adolescente, ahora una temba bloguera y feisbuquera, se topó por esos medios hace poco con la hija salida de la vagina sabihonda antes compartida con la adolescente. Fue pura casualidad, dirían los ingenuos que lo manipulan todo, pero tal vez ni tanta… La muchacha y sus varios avatares aparecían en unas tres páginas de gustos similares que compartíamos en FB, y mientras fisgoneaba un día, de pronto me llamó la atención su nombre por ser el mismo de su madre. A sus tempranos treintay bien gozados, la muchacha se auto identifica a los ojos de toda la red, tan pública como telaraña dichosa, como una “out-and-about-lesbian butch” que quiere comerse de postre los blúmers de una actriz conocida, y cuyas actividades de recreo favoritas son escribir poesía, escuchar rock y masturbarse mientras come fideos tailandeses. Qué maldita maravilla, me dije boquiabierta, mientras debajo, entre múltiples fotos de lesbianas —de ésas que en Miami llaman “fuertecitas” porque no llevan pelo largo ni se pintan los labios— resaltaba una foto de los padres, tembas pero aún con cara de sabihonda y bitongo, respectivamente. La página cierra con un lema que más o menos dice, en inglés, que sólo hay dos tragedias en la vida: una es no obtener lo que se desea y la otra es obtenerlo. Ja, ja y ja.

Atacada de risa salí a la terraza mientras repetía incrédula “buñuelos de blúmers”. Cuando por fin logré apartar de mi mente el rostro de la sabihonda al darse cuenta (y la madre siempre es la primera que lo sabe, aunque lo niegue) que su hija-tarjeta-de-legitimad- iba a ser más lesbiana que ella y yo juntas, dejé de reír. Después con gusto me cagué en toda la gente ignorante, hipócrita y cruel con la que yo y tantos homosexuales hemos tenido que lidiar, expuestos siempre al chantaje y abuso por vivir desamparados en una sociedad de doble moral.

Al día siguiente decidí escribir esto, aunque me doliera en el meollo de lo muy personal. Ya dicho, sólo quiero añadir: It DOES get better, boys and girls… Niños bellos, hermosos y maricas, niñas bellas, mágicas y marimachas… sepan que incluyo las palabrejas a propósito porque no van a desaparecer, pero van de último porque no son las importantes. Sólo reflejan el escudo de esa ignorancia a la que hay que enfrentarse, armados con la vida y las oportunidades que ésta nos da.

8 comments:

lgb said...

no a la homofobia!!!
STOP HOMOFOBIA - Vístete de morado - Miércoles 20 de octubre
http://www.facebook.com/lguti2#!/event.php?eid=152699611434136

gretteljsinger said...

muy bueno sono. que viva la libertad para todos. un besote

Anonymous said...

Bravo omUita – our 21st century is much like our 20th, full of ignorance.

Besitos...
m

her said...

Very very nice. Pero.... quién es ella y la otra ella?

Anonymous said...

Gracias por compartir algo tan intimo y ahora te respeto más por tu sinceridad. La vida te da sorpresa y depaso te cobra todo la hija engendro el deseo escondido de la madre.

Desgraciadamente la sociedad es el peor y más injusto juez sobre la tierra y anyway aquí todo el mundo tiene un toilet. Debemos aprender a respetar más y juzgar menos y así viviríamos más en paz. Yo respeto y quiero mucho a mis amistades gay porque en mis momentos duros siempre han dicho presente.

ch

Anonymous said...

Qué fuerte!
Gracias.
Besos.
E

Anonymous said...

tronco etexto

Ma. Acapulco said...

Precioso. Muy intimo, me encantó.

La homofobia como el racismo a quien hacer quedar como un salvaje es al homofobo o al racista. Mucha presion siente el homosexual, la familia, la sociedad, todo. Eso de los abusones en la escuela, la marginancion, la presion social, todas esas cosas es momento que se vaya tomando mas seriamente, como un problema de salud publica en este país.

Por lo demas Om (a mi me pasó eso mismo con un hombre, que me dejó, por dejarme y me partio completa, corazon y alma). Esa es la historia de la adolescencia por lo general y el despertar a las hijoeputadas del mundo.

Un abrazo.