te voy a llevar a Lou Mitchell’s, ¿lo conoces? no, y la miré. de lejos. mirándome con la diáfana alegría que no se puede borrar de una memoria disipada. en aquellos tiempos el mismo Lou aún recibía a sus clientes con cara de viejo fresco, repartiendo simbólicas y deliciosas bolitas de donut a los adultos, milkDuds a las niñas y plátanos a los niños. el lugar, un diner-cafetería a la sombra de los edificios de finanzas de la ciudad, resultó ser una reliquia de tiempos y sabores pasados. allí todo aún sigue igual... agua filtrada para el buen café, mantequilla y sirope naturales, huevos dobles frescos de la granja, delicias recién horneadas, pero sin Lou. sin muchas de las afanosas camareras a la antigua que dieron allí su vida a cambio de buenas propinas. sin embargo, la mujer que se ve a través de los cristales, en la foto, era camarera entonces, cuando fui por primera vez a desayunar después de compartir bocas antropófagas, que siempre comer carne de noche provoca profunda hambre matutina. con el tiempo la señora llegó a ser cajera y hoy es la hostess, que actúa como si fuera la dueña. con sus noventa y pico a cuestas aún camina ligera los apretados pasillos entre las mesas. un día se lo dije, que la recordaba de mis tiempos de estudiante, y sus ojitos brillaron húmedos. That is very nice, honey, me dijo... would you like some yogurt? porque aún regalan, al final de la comida, el vasito de cremoso yogurt griego helado, para la buena digestión y así complementar el hollejo de naranja y la ciruela pasa que te dan al principio. todo muy Lou Mitchell, who used to say “bowel movements are damn important. “
cada vez que regreso a mi ciudad después de mucho tiempo me gusta, en fin de semana, manejar temprano por sus céntricas calles vacías. manera ingenua y romántica de sentirla solo mía antes de entregarse a tantos. de lo sentimental lo cursi. lo hago despacio, con los cristales bajos para sentir el frío en el rostro. doy vueltas y vueltas hasta que termino enfrente de Lou Mitchell’s, justo antes de que abran. y al entrar, los aromas y los recuerdos. de quienes merecían ese premio sensación de descubrimiento maravilloso e inolvidable del lugar por adorarme a intervalos con inigualable frenesí, cada quien a su estilo, y disfrutar de auténticas sesiones de antropofagia nocturna, a mi estilo. y es que solo después de vaciarse un ser humano en otro sin restar nada propio, queda luego esa magnífica sensación de hambre profunda e insaciable. y al contrario de todo eso tan genuino e inigualable, Lou Mitchell’s sigue allí. on Jackson. y me espera. porque aún me adora. y el sentimiento es mutuo.
11.23.2019
11.21.2019
11.14.2019
cryMEaRiver
"A kitchen is the best—I mean the saddest—room for tears. A bedroom is too easy, a bathroom too private, a living room too formal. If someone falls to pieces in the kitchen, in the space of work and nourishment, they must be truly coming undone. The bright lights offer no comfort, only illuminate. The floor should be vinyl and cold."
How to stop crying @the Paris Review
How to stop crying @the Paris Review
11.10.2019
blownUP
persian sea life ceiling by dale chihuly @ the norton museum
una grata sorpresa el norton. y esto, lo mejor de todo, junto con el borrador de Oldenburg en la entrada. mucho más interesante que toda la paja artística mayambanera. la primera vez que vi piezas de chihuly fue en una casa privada donde el "artista" y yo pintábamos, con la ayuda de los consortes del momento, un área donde exhibir la colección de chihulys de los dueños. con el tiempo el tuerto y sus exhibiciones en jardines y áreas libres han evolucionado a grandiosas y se han convertido en magníficas muestras de lo que el arte público debe ser... hermoso. dejar sin aliento a la gente común debería ser la meta de todo artista. sin aliento.
11.07.2019
muchoAmor
pay-your-respect-to-walter-at-this-hialeah-restaurant's ladies bathroom / MNT
se murió walter... me dice de lejos. ya lo sé. maria celeste, su eco constante en mi cerebro vía los ojos de mi madre, me lo dijo. mucho amor, pienso mirándome las uñas de los pies, largas, peligrosas... casi walterextravagantes. la escucho tararear una cancioncita de esas que le gustan. ¿recuerdas lo que me dijo su horóscopo el día que te conocí? y en el eco sigue riéndose... ve afuera y abraza un árbol, con mucho amor... y menudo tronco me tocó, y se ríe, loquita. me estiro, sonriendo. tiene su comicidad. la vida es un código celestial enredándose como hiedrastral en cada extremidad... inevitable.
se murió walter. así caen todos los íconos del panteón de lo ridículo latinoamericano. la fila antes que la mía se va vaciando. huecos y silencios en cada asiento desierto. lo walterrelleno de la vida cotidiana de la gente de a pie se esfuma. en tacones y sandalias, qué más da, arrastrando los pies de uñas pintadas de rojo por la vida buscando explicaciones del más allá... a walter, como a todas las locas rabiosas que se atreven a serlo en este mundo que las rechaza, había que admirarlo... por serlo, con las consecuentes comillas alrededor de todo lo que se diga de ellos. su enfoque benevolente en la mariconería amorosa y a la vez exagerada, tierna y positiva, la vie en rose sort of... el chal de flecos para tanta gente sola y desolada, muelle eficaz para saltar a la fama dura de plástico y mentiras piadosas. si tú quieres creerme, mi mentira es tan válida como tu verdad. siéntate, que te tiro el tarot... me dijo aquella flaca que se me acercó con malas intenciones. qué signo eres... ay, somos incompatibles, suspiró mirándome los labios, que entonces eran llenos y jugosos, a punto de convertirse en mi adolescente arma de pecado mortal. ven, vamos a ver qué dice walter... quién es walter, pregunté deseando todos sus huesos... ay, pero tú no conoces a walter. no. ella, la flaca más esquelética de todas las que seguirían, me introdujo a walter. debe andar de luto por estos días, ya ni tan flaca ni enigmática ni prendada de mi boca a punto de, ya pecadora consumada.
walter ha muerto como cualquier otro, él que se pensaba dios inmortal de la astrobaba... porque si la gente te busca. porque cada quien quiere escuchar solo lo que le interesa oír. porque si no él cualquier otro, eh walter... luz emérita de los planetas cruzados. con su acento boricua fino al borde de explayarse en otra cosa, sus ojos sugerentes tras el antifaz de la bondad... qepd, él y sus capas, sus anillos, sus pelucas, sus novios casi niños, sus cirugías a mil, sus fantasías... y que en su noble seno lo recoja esa otra falsa ilusión.
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