magnífico, aunque largo y abusivo, pero necesario piñazo certero al superfluo "mundo del arte", el de lo artístico superficial (derivado de la superficción, porque "después de la verdad, no hay nada tan bello como la ficción", que lo dijo un poeta "de verdad", A. Machado, dicen que se hacía llamar el personaje). The Square es un contundente knock-out al lujo del arte como lujo del liberal, o del adinerado no tan liberal, o del... eso, hasta del nosotros, pobres de la tierra... la lujuria del arte de nuestros miserables desechos... de los tirados por los rincones...
HELP!
venga, obsérvense, grita el film, y en sueco, además, que somos el monstruo en el espejo... el reflejo del chimpancé humano, del sexo hueco y la mierda humana. sí, este film-que-no-película (mídanse, coño) es una larga tortura visual-sonora --parcialmente en sueco, hay que leeer los subdesarrollados subtítulos, hay que entender los dialectos, los gestos, los gritos, los silencios-- pero triunfa auténtico en su reflejo, con humor, moderno y actual, como tantas pilas de arenilla y debris en galerías estériles, vacías porque no dicen nada a nadie que no sea del "gremio de los pensantes", espacios inútiles con calefacción y aire acondicionado mientras a la intemperie cuerpos del animal superior desintegrándose dispersos sobre la Tierra, nuestra la gran aspirada aspiración de perfección casi eyaculación desechable...
una y otra vez, el film nos lo echa al rostro: ahRte! la pobre y hueca belleza del WOWwhat'sARTtha'sIT entre mugidos y rugidos, todo preparado para los que dicen tener buen gusto y buenos modales, producto de la misma impotencia del animal enjaulado, cada uno en su cárcel, contenidos e incapaces de reaccionar al descomunal horror que nos rodea y poco a poco, nos va cercando, al acecho, esperando el análisis-performance-collage- del otro para convencerse a hacer-ser-superarse... mientras el film se extiende interminable casi o acaso es nuestro deseo de escape de la crítica que lo hace así? porque saberse es una cosa, y creérselo... otra.
y ese re-conocimiento, ese eco superficial y destilado como amarga cervecita artesanal, penetrando en nuestros oídos secos ya sin la menor empatía... es lo que en sí hace este film magistral --por "artístico con magia". es la suma, el producto de todo lo anterior dicho por esta boca impoluta, agria, desencantada... porque sí, como Sartre, alguna vez yo también, como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad, el arte con la respuesta... la lucha con la luz al final del túnel. para quedar en la mentira. todas las que abundan: mentiras políticas, artísticas, religiosas, personales... por eso, The Square, cuadrilátero más que cuadro cuadrado, es una triunfante autocrítica certera y doliente, por la que debemos aplaudirnos en medio de nuestra hipocresía --porque éxito merecido ha tenido en el circuito del art-cinema, esos cines de arte y ensayo adonde vamos para alejarnos de la plebe maleducada amante de las películas de acción-- que opera dentro de las mismas élites que critica Ruben Östlund, el director "auteur", como si estuviera lanzando cuchilos a una diana, que es su/nuestro círculo vicioso, viciado, virulento donde cada uno de nosotros --y ellos, los otros-- estamos, viéndonos retratados en el turbio espejo... Östlund nos congratula nuestras acciones ególatras con detallado análisis, aún sabiéndonos sin la menor empatía, que una vez fuera del cine-refugio donde todos respiramos el mismo elitismo artístico de "miren cómo nos sabemos reír de nosotros mismos", continuaremos con todo el performance de boca pa'fuera, pa'l momento flash, las citas, el selfie, el letrerito opinionado, la manipulación selectiva de lo visual, de lo escrito, de la carne molida ahumada de sexo ambiguo, desechada... todo un arte, eso. de tanto y todo, saber ser aceite que flota y resbala por el lienzo de la vida. indiferente. porque qué es peor, ser ignorante o ser indiferente. pues ni lo sé ni me importa, dice el chiste.
al fin, todo resta en un sándwich de pollo, con cebollas. y el que quiera sacarle las cebollas, que lo haga él mismo. el arte del sálvese quien pueda o el arte de vivir que es en sí el arte de morirse día a día, con aire acondicionado o no, con preferencias culinarias o no. dentro del cuadrilátero, pero preferiblemente, fuera.
NYT review: At a crucial, uncomfortable, revealing moment in “The Square” — though just about any scene in the nearly two and a half hours of this movie from Ruben Ostlund might fit that description — the hero apologizes... So he does what any decent person would, which is make a video mea culpa on his phone and send it to his victim.
The Atlantic: A masterful symphony of discomfort
The Guardian Art Cinema Performance