11.30.2011
twain eye openers
Truth is stranger than fiction, but it is because Fiction is obliged to stick to possibilities. Truth isn't.
- Following the Equator, Pudd'nhead Wilson's New Calendar
- Following the Equator, Pudd'nhead Wilson's New Calendar
Communism is idiocy. They want to divide up the property. Suppose they did it -- it requires brains to keep money as well as make it. In a precious little while the money would be back in the former owner's hands and the communist would be poor again.
- Mark Twain, a Biography
- Mark Twain, a Biography
...the citizen who thinks he sees that the commonwealth's political clothes are worn out, and yet holds his peace and does not agitate for a new suit, is disloyal; he is a traitor.
- A Connecticut Yankee in King Arthur's Court
- A Connecticut Yankee in King Arthur's Court
But language is a treacherous thing, a most unsure vehicle, and it can seldom arrange descriptive words in such a way that they will not inflate the facts -- by help of the reader's imagination, which is always ready to take a hand and work for nothing, and do the bulk of it at that.
- Following the Equator
- Following the Equator
As for myself, I have no difficulty in believing that our newspapers will by & by contain news, not 24 hours old from Jupiter et al- mainly astronomical corrections & weather indications; with now & then a sarcastic fling at the only true religion.
- Letter to W. D. Howells, 10/15/1881
- Letter to W. D. Howells, 10/15/1881
11.29.2011
11.28.2011
elieceruforia
la Elieceruforia, Parte 1 y Parte 2 del momento virtual cubano si alguna vez lo hubo, me recuerda cómo me sentí cuando empecé a leer a Yoani Sánchez y otros blogueros de VocesCubanas … hay luz, me susurré con miedo; hay, aún, esperanza. y lo sigo pensando, a ratos. no quiero defraudarme, pero... me digo… pero creer demasiado solo sería la consecuencia de mi falta de responsabilidad al depositar MI esperanza en las manos de otro, otra, otros… nos y otros… nosotros.
por eso, me temo que la Elieceruforia no nos conviene, a nos y mucho menos a él. buena idea apoyarlo, porque ahora, ya se sabe, le van a caer arriba. mala idea encumbrarlo a ciegas… otro ícono, otro líder, otra esperanza… otra ilusión buscando el consecuente des… des… prefijo fatal a cualquier nombre, común o propio.
lo que EA dice lo han dicho otros, tantos, tal vez no expresado de la manera clara, calma y civil que tanto deseamos y vemos en el video, pero... me temo, detecto que el flechazo se debe también a las “apariencias”, al físico limpio, varonil, joven y fuerte, además de la labia respetuosa, “self-taught” y, pareciera, decidida, a “hacer algo ya”. pero esa labia no es nueva... es labia "remodelada", ya otro joven entusiasta de la democracia nos cantó ese bolero... aún así, quiero pensar...
qué lindo regalo de fin de año, fin a un annus horribilis con mucha bilis, mucho ano, mucho nada de nada, otra vez. porque es que hubo otros, tantos, como él, ella, aquél, como ésos que todavía se ponen corbata para cualquier ocasión pública, esos que ya están gordos y viejos, esos que aún dictan idelología, teología, lemas, casi el mismo discurso de “los otros de antes”, esos otros que se fueron o ésos que siguen rayando el mismo disco sin apenas volumen…
y ahora éste, en verdad “un hombre nuevo” en ese sentido rígido, casi militar que me asusta, en ese sentido machista-varonil que gusta tanto a nuestra gente isleña, a nuestra isla hembra... un Eliécer-elixir para nuestra sed y ansiedad de cambio… otro, otra, otros, nos otros… nos otras…
venga, chupa tu ración de la Elieceruforia, me digo, pero no puedo. mi desconfianza me lo dice tranquila, vieja, desilusionada… déjalo que entre al baile, que se mueva a ver a qué ritmo, a quién escoge de pareja, a quién se lleva a casa mientras tocan la última pieza… déjalo, que no es el único… hay muchos, otros, muchos otros… nos y otros… entre nosotros.
11.27.2011
loSINtéticoSEreMOdeLA
las primeras tarjetas de crédito en Cuba, vistas en el periódico Guamá
texto publicitario de om ulloa
MartiCard: Somos tu cheque en blanco, tus poetas expertos en las inversiones en verso, para que rimen cuando te timen...
y otras posibilidades para slogans publicitarios...
FidEX: Manda tu paquete con confianza por FidEX, que somos expertos paqueteros y nos quedamos con todo... ¡con nosotros no hay devoluciones!
Mistoraulín: Créeme, pronto verás el cambio con Mistoraulín, la limpieza certera de tu pobre cartera...
Cayo Meliá: Turistas del mundo, bienvenidos a Cayo Meliá, la otrora fabulosa y famosa isla de Cuba...
La que en el ayer de los ayeres del siglo 19 fuera una sensual y rebelde colonia hispano-americana, luego país corrupto y rumbero convertido en fracasado experimento proletario del siglo 20 para ahora... en pleno 21, caer en nuestras manos expertas en crear fatamorganas en medio de las ruinas de La Habana...
Vengan, vengan... que ahora hay de todo... sensualidad, rebeldía, hispanos, americanos, corrupción, rumba y rap, fracasados de todas las épocas, experimentos por probar y sobre todo, mucho proletario olvidado...
AFP-PD Los cubanos descubren el dinero plástico
y otras posibilidades para slogans publicitarios...
FidEX: Manda tu paquete con confianza por FidEX, que somos expertos paqueteros y nos quedamos con todo... ¡con nosotros no hay devoluciones!
Mistoraulín: Créeme, pronto verás el cambio con Mistoraulín, la limpieza certera de tu pobre cartera...
Cayo Meliá: Turistas del mundo, bienvenidos a Cayo Meliá, la otrora fabulosa y famosa isla de Cuba...
La que en el ayer de los ayeres del siglo 19 fuera una sensual y rebelde colonia hispano-americana, luego país corrupto y rumbero convertido en fracasado experimento proletario del siglo 20 para ahora... en pleno 21, caer en nuestras manos expertas en crear fatamorganas en medio de las ruinas de La Habana...
Vengan, vengan... que ahora hay de todo... sensualidad, rebeldía, hispanos, americanos, corrupción, rumba y rap, fracasados de todas las épocas, experimentos por probar y sobre todo, mucho proletario olvidado...
AFP-PD Los cubanos descubren el dinero plástico
11.26.2011
11.25.2011
black coffee
This video piece by Chloe Coetsee accompanied the Black Coffee fashion installation at the Museum of Arts and Design in New York; it subsequently travelled to the Iziko National Gallery of South Africa. The film explores a journey of mysticism and ritual as reflected within the Black Coffee collection, it requires dedication in viewing. by BouffantOnline
11.23.2011
11.22.2011
11.16.2011
11.15.2011
11.11.2011
11.10.2011
de la buena fe y otras fe aldades
Si a veces - en determinadas circunstancias en las que, a pesar de todo esfuerzo, no es de veras posible darse cuenta de la situación y de los valores que están realmente en juego - la así llamada buena fe puede ser un atenuante, más a menudo es en cambio un agravante, puesto que es el resultado de una prolongada labor de corrupción de la propia conciencia, aturdida, embriagada o empañada por la costumbre de la mentira y el mal, hasta el extremo de llegar a ser incapaz de distinguir el bien del mal, a convencerse de estar en lo cierto incluso cuando se mancha de culpas porque se niega a mirar cara a cara a la realidad, a la dificultad y la responsabilidad en la elección, a la necesidad de juzgar y de ser juzgada. Si se comete una violencia o una injusticia a sabiendas de que se hace daño, existe al menos la posibilidad de enmendarse y de reparar los agravios; posibilidad que no cabe cuando se es tan obtuso como para no darse cuenta de lo que se hace o tan arrogante y ciego como para considerarlo justo. Casi todos los peores culpables actúan con una horrorosa buena fe y cometen sus delitos con ignorancia,
dizque Caludio Magris
11.09.2011
DEStoleranciaAtolete
paranoica despreciable aquella quien fruto de parásita e impuesta descendencia militar se niega a dialogar y por lo tanto solo busca humillar a quien con voz civil reclama su derecho humano
de libertad
de expresión
defectuoso producto de anormal partenogénesis aquella que con parásita paralipsis presenta al mundo una parapeteada mentira que se originó como verdad a medias
mentira burda
burdel de revolución
filibustera
pirata y ladrona
embustera
parásita y despreciable impuesta monarquía militar dictatorial que se alimenta de un país en ruinas y de un pueblo con hambredesde
hace más de medio siglo
medio siglo
m e d i o s i g l o
m e d i o s i g l o
entoces quién, dime quién, quién es el verdadero parásito d e s p r e c i a b l e, si no tú, @CastroEspinAdeMierda...
Yoani Sánchez en Generación Y sobre el twiteo con la princesa heredera al trono de mierda
11.04.2011
DictAhOllowin
Ludo, Paris, Halloweenism
seen at Unurth, Street Art ... bunch of calabazas podridas, caladictadores de mierda...
seen at Unurth, Street Art ... bunch of calabazas podridas, caladictadores de mierda...
11.03.2011
nuestra cUtopia es amarga...
(...y chusma), pero es nuestra cUtopia, que aunque vieja, siempre vale refrescar
11.02.2011
sólo hay tiempo y memoria
Guillermo Cabrera Infante: Ser o no ser breve
Todos los oradores desde Demóstenes (que era tartamudo, por eso se demoraba tanto en una sola palabra) han comenzado a hablar con la misma frase: “Seré breve”. Me pregunté siempre por qué, sobre todo cuando sólo Pepino admitió el adjetivo como nombre. Ningún orador tiene la intención de ser breve sino la de ser eficaz. Pero declarar la intención de ser breve cuando se sabe que nadie lo será es una frase encantatoria, una fórmula mágica, un ritual y un dogma sin magia. Cada uno de ustedes, es decir de nosotros, dirá, diremos, que seremos breves y esa frase será lo único breve.
Así veremos al rector de la mesa pasar sucesivas papeletas pidiendo, suplicando, ordenando que sea breve, que apure su fin. Ninguno imitará a Demóstenes, quien, ante una orden conminatoria parecida, según dice Lempriére, bebió de un frasquito que siempre llevaba consigo y apuró la cicuta tan cara a su maestro. (Por Platón interpuesto.) La brevedad es un arte que hay que aprender en silencio con riesgo: es el arte del silencio.
En un viejo pero inmortal cartón de The New Yorker, uno de esos oradores de sobremesa tan abundantes en el mundo social anglosajón, se puso en pie después de los postres y el café (también repartieron puros: eran otros tiempos y otras costumbres) para declarar, “Seré breve”. En ese momento una enorme araña que pendía exactamente sobre su cabeza cayó y lo aplastó para hacerlo de veras breve para siempre: al lustre por el lustro.
Esta tarde no habrá una lámpara como una guillotina sobre mi cabeza. Para asegurarme que sea así alguien leerá lo que he escrito y mi seguridad dependerá de un seguro servidor. La conexión entre mis palabras y sus orejas tan atentas como las de Van Gogh (que por oír perdió una de ellas, con el resultado que conocemos; desde entonces se le conoce como Vincent Van), esa conexión por supuesto soy yo mismo. Ahora que lo recuerdo {casi lo olvido: soy un amnésico que escribe sus memorias), no olvidaré ser breve.
La cultura está hecha, como toda colección humana, de memoria. No hay cultura, primitiva o sofisticada, sin memoria. Uno de los pueblos aparentemente más primitivos del globo, los aborígenes de Australia, están entre los artistas plásticos más sofisticados de la historia de la pintura de Altamira a Picasso, ese falso primitivo. El exquisito arte de los aborígenes es una manifestación de la memoria de la raza y su religión, una de las más conmovedoras que conozco, está toda hecha de memoria.
El aborigen (es decir, el verdadero australiano) idolatra a una Australia que no queda en el mapa sino que está hecha de la memoria de sus sueños. La llama, porque no está en el espacio, dreamtime, el tiempo del sueño, la alcheringa donde una vez vivieron su edad de oro metafísica y a la que va a vivir cada noche, cuando el tiempo y el espacio confluyen, fluyen. El río de Heráclito se convierte entonces en el enorme desierto al que vuelven y los envuelve. Por el día deambulan sin cansarse en busca de su era perdida, ayudados por el whisky al que los blancos los iniciaron hace poco. Los he visto en Alice Springs, un pueblo del oeste al que convierten en un verdadero ghost town, mientras desfilan bajo el sol del desierto con sus ojos ciegos, viniendo desde la prehistoria sin llegar nunca a la historia. Para un aborigen australiano no hay más que memoria y vacío. Ese abismo lo llenan con los sueños de la tribu. No hay otra nación exiliada en su tierra que viva tanto de la memoria que puebla cada noche sus sueños. La única excepción posible son los judíos que originaron el judío errante: de entre ellos surgió Jewlysses.
El siglo es el dreamtime de todos: el tiempo es el espacio de la memoria ahora. El tiempo nos hace recorrer el espacio de la memoria. La cultura se ha hecho memoria. Los grandes monumentos literarios de nuestra época son tours de forcé de la memoria y hasta una teoría científica, la de Freud, se basa en un mecanismo de la memoria, los sueños. Sin memoria no hay nada. Esta línea que ahora escribo no tendría sentido, no sería siquiera posible, sin la memoria. Al final de la línea, ahora, las palabras anteriores se habrían borrado para siempre. Hay servidumbre y uso en la memoria. Las frases “Si la memoria me es fiel” y “Si mi memoria no me traiciona” hacen parecer a la memoria como una amante casquivana. Sin embargo no hay compañía más pegajosa: llevamos nuestra memoria a todas partes. La memoria es un vademécum: va contigo. Es también la madre de la moral: nuestra conciencia está hecha de memoria. La culpa es el recuerdo de un crimen.
En nuestro tiempo la memoria parece haber nacido en el exilio. Joyce en Trieste recuerda a todo Dublín, Proust en su exilio de corcho recuerda toda su vida. Una de las grandes memorias de la segunda mitad del siglo ocurre cuando Nabokov recuerda en el exilio el pasaje y pasadizo de su memoria. El libro se titula Habla, memoria. Nemósine es nuestra diosa: ella es madre de las musas y de la memoria.
En la ficción hay dos personajes memorables hechos de pura memoria: sin ella no existirían. Me refiero a Ireneo Funes en “Funes el memorioso” y al Mr. Memory de Los 39 escalones. Ireneo Funes, inválido, vive para recordar y Mr. Memory, válido, vive de recordar. A los dos los mata la memoria. Mr. Memory, que es la memoria como espectáculo, lo recuerda todo y demuestra hasta qué punto recordar es trivializar o volver a vivir: la vida está llena de memoria, la muerte es el descanso en el olvido. En su última noche como espectáculo, le preguntan a Mr. Memory desde el público: “¿Qué son los 39 escalones?” y el memorión no puede evitar cantar que es una organización para el mal. Su memoria lo condena y desde un palco lo acribillan. La memoria, ya Jo vemos, es vida y muerte. Pero la memoria está fuera del tiempo.
Hay una frase de Horacio que me sé de memoria. Dice: “Las ruinas me encontrarán impávido”. Cuando regresé a La Habana en 1965 y vi sus ruinas, no me encontré impávido sin embargo sino muy conmovido. ¿Son éstos los restos de mi madre? Estuve retenido allí por la policía por tres meses que no quiero recordar y sin embargo no olvido. Al regresar a Europa, a Madrid precisamente, me encontré que la única tarea que era para mí de alguna consecuencia era reconstruir La Habana mediante la memoria y revivir su esplendor perdido en un libro. Ciertamente, para mí, revivir La Habana era resucitarla y volver a vivir.
Esa labor comenzó hace más de un cuarto de siglo. Todavía estoy en ella.
La memoria es la primera y última máquina del tiempo. Sólo hay tiempo y memoria. La nostalgia es la memoria del alma. Pero hay también olvido. Un filósofo chileno cantó una vez: “Dicen que la distancia es el olvido”, para luego añadir su negación del tiempo: “Yo no concibo esta razón”. Pero el problema nuestro, mío y de ustedes, ahora, es lo que Bergson llamó la duración. ¿Seré o no seré breve?
Marzo de 1992
(Para leer en Barcelona en la Jornada de Difusión de la Cultura Catalana.)
tomado de BibliotecaIgnoria
Todos los oradores desde Demóstenes (que era tartamudo, por eso se demoraba tanto en una sola palabra) han comenzado a hablar con la misma frase: “Seré breve”. Me pregunté siempre por qué, sobre todo cuando sólo Pepino admitió el adjetivo como nombre. Ningún orador tiene la intención de ser breve sino la de ser eficaz. Pero declarar la intención de ser breve cuando se sabe que nadie lo será es una frase encantatoria, una fórmula mágica, un ritual y un dogma sin magia. Cada uno de ustedes, es decir de nosotros, dirá, diremos, que seremos breves y esa frase será lo único breve.
Así veremos al rector de la mesa pasar sucesivas papeletas pidiendo, suplicando, ordenando que sea breve, que apure su fin. Ninguno imitará a Demóstenes, quien, ante una orden conminatoria parecida, según dice Lempriére, bebió de un frasquito que siempre llevaba consigo y apuró la cicuta tan cara a su maestro. (Por Platón interpuesto.) La brevedad es un arte que hay que aprender en silencio con riesgo: es el arte del silencio.
En un viejo pero inmortal cartón de The New Yorker, uno de esos oradores de sobremesa tan abundantes en el mundo social anglosajón, se puso en pie después de los postres y el café (también repartieron puros: eran otros tiempos y otras costumbres) para declarar, “Seré breve”. En ese momento una enorme araña que pendía exactamente sobre su cabeza cayó y lo aplastó para hacerlo de veras breve para siempre: al lustre por el lustro.
Esta tarde no habrá una lámpara como una guillotina sobre mi cabeza. Para asegurarme que sea así alguien leerá lo que he escrito y mi seguridad dependerá de un seguro servidor. La conexión entre mis palabras y sus orejas tan atentas como las de Van Gogh (que por oír perdió una de ellas, con el resultado que conocemos; desde entonces se le conoce como Vincent Van), esa conexión por supuesto soy yo mismo. Ahora que lo recuerdo {casi lo olvido: soy un amnésico que escribe sus memorias), no olvidaré ser breve.
La cultura está hecha, como toda colección humana, de memoria. No hay cultura, primitiva o sofisticada, sin memoria. Uno de los pueblos aparentemente más primitivos del globo, los aborígenes de Australia, están entre los artistas plásticos más sofisticados de la historia de la pintura de Altamira a Picasso, ese falso primitivo. El exquisito arte de los aborígenes es una manifestación de la memoria de la raza y su religión, una de las más conmovedoras que conozco, está toda hecha de memoria.
El aborigen (es decir, el verdadero australiano) idolatra a una Australia que no queda en el mapa sino que está hecha de la memoria de sus sueños. La llama, porque no está en el espacio, dreamtime, el tiempo del sueño, la alcheringa donde una vez vivieron su edad de oro metafísica y a la que va a vivir cada noche, cuando el tiempo y el espacio confluyen, fluyen. El río de Heráclito se convierte entonces en el enorme desierto al que vuelven y los envuelve. Por el día deambulan sin cansarse en busca de su era perdida, ayudados por el whisky al que los blancos los iniciaron hace poco. Los he visto en Alice Springs, un pueblo del oeste al que convierten en un verdadero ghost town, mientras desfilan bajo el sol del desierto con sus ojos ciegos, viniendo desde la prehistoria sin llegar nunca a la historia. Para un aborigen australiano no hay más que memoria y vacío. Ese abismo lo llenan con los sueños de la tribu. No hay otra nación exiliada en su tierra que viva tanto de la memoria que puebla cada noche sus sueños. La única excepción posible son los judíos que originaron el judío errante: de entre ellos surgió Jewlysses.
El siglo es el dreamtime de todos: el tiempo es el espacio de la memoria ahora. El tiempo nos hace recorrer el espacio de la memoria. La cultura se ha hecho memoria. Los grandes monumentos literarios de nuestra época son tours de forcé de la memoria y hasta una teoría científica, la de Freud, se basa en un mecanismo de la memoria, los sueños. Sin memoria no hay nada. Esta línea que ahora escribo no tendría sentido, no sería siquiera posible, sin la memoria. Al final de la línea, ahora, las palabras anteriores se habrían borrado para siempre. Hay servidumbre y uso en la memoria. Las frases “Si la memoria me es fiel” y “Si mi memoria no me traiciona” hacen parecer a la memoria como una amante casquivana. Sin embargo no hay compañía más pegajosa: llevamos nuestra memoria a todas partes. La memoria es un vademécum: va contigo. Es también la madre de la moral: nuestra conciencia está hecha de memoria. La culpa es el recuerdo de un crimen.
En nuestro tiempo la memoria parece haber nacido en el exilio. Joyce en Trieste recuerda a todo Dublín, Proust en su exilio de corcho recuerda toda su vida. Una de las grandes memorias de la segunda mitad del siglo ocurre cuando Nabokov recuerda en el exilio el pasaje y pasadizo de su memoria. El libro se titula Habla, memoria. Nemósine es nuestra diosa: ella es madre de las musas y de la memoria.
En la ficción hay dos personajes memorables hechos de pura memoria: sin ella no existirían. Me refiero a Ireneo Funes en “Funes el memorioso” y al Mr. Memory de Los 39 escalones. Ireneo Funes, inválido, vive para recordar y Mr. Memory, válido, vive de recordar. A los dos los mata la memoria. Mr. Memory, que es la memoria como espectáculo, lo recuerda todo y demuestra hasta qué punto recordar es trivializar o volver a vivir: la vida está llena de memoria, la muerte es el descanso en el olvido. En su última noche como espectáculo, le preguntan a Mr. Memory desde el público: “¿Qué son los 39 escalones?” y el memorión no puede evitar cantar que es una organización para el mal. Su memoria lo condena y desde un palco lo acribillan. La memoria, ya Jo vemos, es vida y muerte. Pero la memoria está fuera del tiempo.
Hay una frase de Horacio que me sé de memoria. Dice: “Las ruinas me encontrarán impávido”. Cuando regresé a La Habana en 1965 y vi sus ruinas, no me encontré impávido sin embargo sino muy conmovido. ¿Son éstos los restos de mi madre? Estuve retenido allí por la policía por tres meses que no quiero recordar y sin embargo no olvido. Al regresar a Europa, a Madrid precisamente, me encontré que la única tarea que era para mí de alguna consecuencia era reconstruir La Habana mediante la memoria y revivir su esplendor perdido en un libro. Ciertamente, para mí, revivir La Habana era resucitarla y volver a vivir.
Esa labor comenzó hace más de un cuarto de siglo. Todavía estoy en ella.
La memoria es la primera y última máquina del tiempo. Sólo hay tiempo y memoria. La nostalgia es la memoria del alma. Pero hay también olvido. Un filósofo chileno cantó una vez: “Dicen que la distancia es el olvido”, para luego añadir su negación del tiempo: “Yo no concibo esta razón”. Pero el problema nuestro, mío y de ustedes, ahora, es lo que Bergson llamó la duración. ¿Seré o no seré breve?
Marzo de 1992
(Para leer en Barcelona en la Jornada de Difusión de la Cultura Catalana.)
tomado de BibliotecaIgnoria
11.01.2011
Subscribe to:
Posts (Atom)