hoy, en
Penúltimos días, blog de asuntos cubanos
un texto de © om ulloa
Lo repiten tanto las
estadísticas que pareciera que es verdad que la comunidad cubanoamericana de los Estados Unidos es la más próspera de las comunidades hispanas ubicadas en el imperio que nos da techo. Y sin embargo, la pobrecita Miami del 2011 es una de las ciudades imperiales con más pobreza, foreclosures, fraude y gente que pasa hambre, dicen
otras estadísticas. Claro, uno no se convencería de este último dato dando un vistazo al parqueo del Versailles, emblemático restaurante de comida cubanoamericana con nombre francés (de ahí lo de cuban cuisine…) y ver el gran número de carros de lujo, o al entrar y ver la exageración de comida “típica” en los platos y barrigas de los comensales. ¿Será ésa la prosperidad de la que tanto hablan nuestros “admiradores”? ¿Se refieren a que la mayoría de los cubanoamericanos somos glotones y gordos, y por lo tanto, prósperos? Es posible que ser gordo indique ser próspero —aunque tal vez no, porque si nos metemos de lleno en los barrios afroamericanos de la Ciudad Mágica también impera la gordura McDonaldiana, pero allí los fondos monetarios son mucho más raquíticos y oscuritos…
Y bien, las generalizaciones sobre cubanoamericanos siempre me confunden porque soy uno de “ellos”, pero nunca doy la talla en parte de los requisitos. El próspero y gordo profesional “cubanoamericano” es casi siempre 100% blanco con abuelos españoles (procedente de una isla de mestizos y mulatos, nada menos), ultraconservador republicano y cato-cristiano (rara vez demócrata y nunca, jamás, santero) y apenas homosexual (bastante bugarrón, eso sí). Yo estoy rellenita de carne y me considero muy próspera de-mente pero no tanto de billetera. Soy blanca de piel, pero tenía un abuelo bastante “trigueño”, como se diría entre cubanoamericanos. Soy profesional, bastante homosexual y vivo bien, pero no soy republicana ni conservadora ni católica … ni santera. Dicho eso, lo que más me confunde de la “prosperidad” de los judíos del Caribe, como algunos nos apodan, es que pareciera —desde mi punto de vista bizquita e inquieta— que hay muy pocos de los nuestros con billetera gruesa y generosa que sueltan prenda con facilidad (o por lo menos que yo me entere) para apoyar proyectos de verdadera calidad de prensa, literatura, música y arte, respaldando así la amplia diversidad creativa de nuestra gente y la total libertad de expresión, que serían algunas de las razones más importantes que nos (o a nuestros padres) trajeron a estas costas, entre otras también muy importantes. Digo, si nos van a comparar con los “judíos americanos”, que tanto han soltado el billete a la hora de respaldar prensa y artes de calidad al extremo que los culpan de monopolizar y manipular esos medios en el imperio…
Yo no sé uds., pero a mí me escandaliza que, a estas alturas del medio siglo del auxíliame-exíliame-insúlate, no tengamos nosotros, los más prósperos, los ideales medios informativos propios, creados y respaldados por U$cubano$U$ (con tanto millonario cubanoamericano que deambula por ahí, dicen).