
es una otrora islita de pescadores, gente curtida por el sol, a gusto en el mar, cerca de él, aspirándolo. ahora puja allí el inicio de un turismo ecológico, pero esperemos que no cambie mucho.
durante breves días no hice más que mecerme en amplias hamacas, caminar por la blanca arena de conchitas, mojarme en las cálidas aguas, comer mariscos, tomar fotos, hablar con la gente por sólo escuchar su acento yucateco marinero, y leer una rara novelita de herman melville, bartleby the scrivener, que nada tenía que ver con lo que me rodeaba. mientras, mi compañera de viaje luchaba con otra de bioy casares que la tenía al borde del suicidio. vaya, que no le gustó la tarea... contrastes así siempre me han gustado.

fotos-texto © sonomataumo
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