3.05.2018

cdMXcONzapatosrojos


 los pasos de ulloa. lentos, perplejos, ah, y con zapatos rojos. detallito. por coyoacán, tacuba, san ángel, la alameda, bellas artes (... ¿y eso, por qué tanta gente? ... se murió cantinflas... se murió el rey, mi reina...), reforma, la condesa, polanco, zócalo, la calzada de los muertos, ruinas que no lo son por ser la esencia ceniza de todos, nosotros y los otros... y en cada paso, siempre el de pronto... a la banqueta, gordita... aquel eco hueco del taxista en su pildorita verde vw, regañándome con su cadencia cantinflesca, ya que yo, confiada y a lo descarado sinuosa iba cogiéndome la calle tacuba para mí entera porque la acera llena, tan llena, llenísima... más de 20 años después regreso, aún fuera de mí y tal vez hasta más que entonces --porque qué soy si no lo que siempre he sido: esta diluida presencia filtrada por otras, estas palabras que se evaporan sin tinta, la carne que debe escaparse de su sombra para ser proyección del futuro que nunca llega-- y así, más distraída, engullida en memorias desechadas, se me mueve el piso... gesto leve que ni apenas, sin alerta, un instante. ay, no hace falta que tiembles ante mi presencia, susurro al monstruo, pero tal vez ni fuera temblor, mas bien yo dubitativa y descreída de estar en mis alrededores, la quietud de un momento que de pronto silencio y luego risas. pasó. como siempre pasa. pasó lo que tenía que pasar. el triste, dicen todos que soy... 

apenas nada ha cambiado, del monstruo, o tal vez todo. me cuestiono si soy yo quien he intentado olvidarlo, y resurgen respuestas entre tantos fragmentos, por así decirlo... esas supersticiones de momentos idos...

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