12.03.2014

callaDAs

me bañé al mediodía porque la mañana se complicó. mi padre dio mala noche otra vez --a pesar de prometerme en sus tinieblas que se portaría bien por ser mi cumpleaños. al decirlo, me miró ausente, y el peso de su mentira blanca en mis ojos se depositó. me besó y me dijo mi hija y sentí el cansancio que me invade hacerse parte de mi adn, con toda esa genética peligrosa que cargo. ay las voces, la bulla... y el silencio. ha entrado y salido mucha gente de la casa esta mañana, visitas inesperadas, parientes maternos, sonoríficos. he tratado de evitarlos escondida en el patio, entre el sol, la brisa y las lagartijas. extraño día de cumpleaños en el trópico. intento trabajar a retazos mientras me llaman los amigos de siempre, los fieles, los que de verdad ansían mi felicidad. los que hemos sido felices juntos, y lo recordamos con gula. por fin al mediodía me bañé, me puse la camisa más blanca de todas y salí, a festejarme yo sola en medio de un día hermoso con telones y actores tristes por doquier.
manejé sin dirección, no sabiendo adónde ir en esta ciudad extraña llena de espinas y buches agrios. qué me apetece de almuerzo, pienso cambiando el tema, mientras en el radio musiquita clásica y malas noticias del extranjero, que no es aquí oh no. salmón, me digo, me apetece salmón. y tras unas vueltas en busca de, termino con una deliciosa ensalada de espinaca y salmón servida por una camarera solícita. qué bien, me digo, cada vez que me viene a preguntar si todo está bien, señora. señorona, sono io. cuántos años cumplo, me pregunto por décima vez. bah, para qué sacar cuenta. reviso los emails, tracking la nueva computadora, los mensajes de cosas buenas y los invisibles, que no dicen nada. la rubia me desea un día estelar, ella y su exquisita palidez. hace tiempo no nos vemos, pienso distraída. el lucero me asegura que guarda un abrazo para darme después de una copa, a mi regreso. me río. antes nunca se acordaba de mi cumpleaños, jamás. ahora sí, fija como un reloj llega cargada de regalías. y sí, lo aprecio, pero ah, la ironía. salgo a caminar bajo el sol y me siento vieja, llena de huecos a pesar de los cinco piropos a mi pelo en lo que va de este día, casi todos de viejitas cubanas, las descaradas, mientras entran y salen de la pastelería tras zamparse varios chocolates. pero eso fue después. antes, una hermosa mulata que masticaba a poco distancia de mí, mirándome absorta entre mis canas, antes de pagar e irse, se me acercó. gotta tell you, gorgeous hair, honey. gracias, really. y pestañeó sus ojitos pardos, seductores. es una temba, pensé, acaramelada cuarentona, te queda como anillo al dedo... gordo del pie, y me río. en otra época hubiera picado el anzuelo, hubiéramos terminado en un sudado afternoon delight. y hoy la dejo escapar, con lo rico que hubiera sido que me acariciaran las greñas sus manos finas y mestizas. y la boca, púrpura y rosada, delineada en marrón cosquilleando mis manos llenas de manchas y cicatrices. riiing, oyeee. suena el aparatico y es eLLa. cómo la estás pasando. bah, bah y bah. se ríe, bueno, por lo menos estás babeándote bajo el sol y no con este putofrío. le cuento lo de la mulata y las viejas. se ríe. dale y cuéntamelo luego. eso hago. sigo y decido ir a ver el mar, mi terapista, el mar. tengo un nuevo rincón favorito donde corre una delicia de brisa. allí me siento, a veces horas. hoy llego y no hay nadie, apenas. cierro los ojos y recuerdo, cosas buenas, sólo cosas buenas. corre la tarde y nadie me invita a un café, qué triste. recojo el bulto de mi sombra cuando la niñera colombiana que se ha sentado a mi lado ya quiere contarme algo más complicado que todo lo que ya ha dicho. disculpe, me tengo que ir y le paso la mano al pelo del niño, precioso. cuando llego a casa, me han enviado flores. dos hermosos ramos, fresco y oloroso uno, blancas callas el otro. tengo una llamada perdida de la licenciada, desaparecida ella en alta mar. ayayay. mañana será otro día, y en eso llega la nueva computadora. justo cuando empiezo a empacar la rota, que no encendía durante semanas, enciende. se ha puesto celosa de la nueva, no quiere que la reemplace. ya, le digo, después que me gasté un pastal en la nueva, no te jode, tú la bella durmiente despiertas, cabrona. rrrrrr, dice. y me río, desencajada, pero me río. mañana será otro día, pero no el mío.

6 comments:

Anonymous said...

Que pesada eres, celebrando tu cumple sola yo que estoy dispuesta a invitarte a lo que sea. Tu te lo pierdes. Happen belated. Estoy brava contigo.

Miguel Iturralde said...

ñó sono, eres el flagelo de las maduritas, y eso que estás corriendo con el tanque casi en empty :-)

saludos

Anonymous said...

El flagelo de las viejas se cree ella que vive al margen de la realidad. Estas muy loca y se te nota.

sonora y matancera said...

Jj no firmaste pero tu bravura te identifica. De verdad me caes bien y te agradezco tu lealtad como lectora. Pero Mayami es muy complicado para mi y mejor no introducir nuevos factores a mi ecuación, te lo he dicho.

Cómo te burlas Miguel. Sin embargo, es cierto. mi melena encanta a las viejas. Aquí las cubanas y en Chgo las negras. Un día allá iba en la guagua, con los ojos cerrados oyendo música, y de pronto sentí que me tocaban el pelo por atrás. Esperé porque pensé que era un roce casual, pero no. Aquello era caricia declarada. Me viré y la señora, negra mayor, me miró sonriente como si nada. So beautiful darling. Es tengo canas dese adolescente y nunca me teñido, así que es una canosida pura, del blanco a plata a gris y algunas hebras negras aún. Eso las vuelve locas, a las ellas temblonas tan esclavas de miss clairol. A las jovencitas no tanto.

Cierto, 1226, vivo totalmente apartada de mi realidad. Por eso estoy aquí. Y qué bueno que aprecies mi locura.

Miguel Iturralde said...

no es burla, todo queda en familia.

fíjate, para tener cosas en común, yo también estoy blanco en canas desde los cuarenta y pico, que se disimulaban bastante bien porque mi color de pelo natural era castaño claro. a mi hermano que es tipo moro le salieron desde los treinta y pico. y me pasó que una vez en la playa una de las vendedoras de empanadas y alcapurrias, una señora mayor que yo con el pelo teñido de rojo-anaranjado, me dijo que cuando le salieran canas quería que fueran como las mías. también una de las postal workers del correo donde tengo el apartado se pasa vacilándome por las canas.

saludos.

sonora y matancera said...

Canas en común, pues sí, que somos contemporáneos. De niña y joven mí pelo era negro azabache, pero ya desde los dieciocho empezaron a salirme hebras de plata. Jaaaa. Es genético por vía materna. Ya está blanco todo el frente y por atrá queda oscuridad, pero poca. Tengo q poner fotos. Saludos.