1.23.2013

en Penúltimos Días, blog de asuntos cubanos


De lo cubano
om ulloa

En el blanco, Richard, poeta elegido. Elegido el desconocido Blanco por el negro presidente, el presidente socialista, ayayay. El presidente que no merece serlo porque… fill in the blank, please, que se aceptan todas las quejas. Esos cubanoamericanos que desde hace mucho somos más una cosa que la otra, sacudiéndonos siempre el polvo de un lado o del otro, caspa molesta a veces, loción protectora otras, cuna y cojín de lo familiar, siempre. Nosotros los cubanos, ah, y ellos, los cubanoamericanos. Y ustedes, ¿quiénes? Lo mismo, really pero no la misma cosa. La variante constante: un desquicie político, como un poema mal dicho, sin rima. Vaya, un cliché, maldita jerigonza bilingüe, trilingüe —que estamos y estaremos en todas partes— buscando siempre esas palabras claves que tanto nos ayudan a descifrar “lo que quiere decir el otro”. A ver, ¿y cómo se dice “inaguration”, mami? Nene, cambia la “t” por “c”… ah, y pónle acento a la “o”, como en “revolution” y dale. No, que se dice “investidura” grita el que un día aplaudió aquello de “Elecciones, ¿para qué?”, tan diestro hoy en palabrejas oficiales, aprobadas, acuñadas. O aquél, graduado en insultos, orgullos y desvergüenzas, todas definiciones de nuestro pasado, presente e inevitable futuro. Entonces, ¿qué es “lo cubano”, dime? Voy. Quiero decir, vamos.

Lo cubano fue ayer. Yes, really, it was. Richard con sus blancas orejas paradas y congeladas en la capital del imperio, hablando de todos, nosotros, us, the people, los habitantes del imperio de rasgos, creencias, motivos diferentes. ¿No es acaso el imperio el gran negocio, el gran capitalista? ¿No es ése el único motivo, más allá de un buen poema, puro, literatura del vino y del faisán? Eso, un buen poema capitalista recitó Blanco, siendo al mismo tiempo idealista. Porque es posible, el idealismo y el capitalismo. Henos aquí, presentes. Idealizando el capitalismo. Y Richard lo hizo con esos “clichés” que tanto azoran a algunos: recordando a su madre la cajera —contando dinero, vaya, capitalismo puro—, y a su padre el cortador de cañas. Cubanos en fuga ambos, corriendo con lo puesto porque en 1968 ya se sabía por dónde iba la cosa. “La cosa” nuestra, mafia en pas de deux, an intricate relationship. SIGUE en Penúltimos Días

1.22.2013

ONEtodayUNhoy



One Today --Richard Blanco                 Un hoy (traducción libre de: om ulloa)

One sun rose on us today, kindled over our shores, 

peeking over the Smokies, greeting the faces 
of the Great Lakes, spreading a simple truth 
across the Great Plains, then charging across the Rockies. 
One light, waking up rooftops, under each one, a story 
told by our silent gestures moving behind windows. 

Hoy un sol se alzó sobre todos, encendió nuestras costas,
atisbó las Humeantes montañas, saludó de los Grandes Lagos
sus superficies, extendiendo una simple verdad
al cruzar las Grandes Llanuras y abalanzarse sobre las Rocosas.
Una luz despertando techos y bajo cada uno, una historia
narrada por el movimiento de gestos silentes tras cada ventana.

My face, your face, millions of faces in morning's mirrors, 
each one yawning to life, crescendoing into our day: 
pencil-yellow school buses, the rhythm of traffic lights, 
fruit stands: apples, limes, and oranges arrayed like rainbows 
begging our praise. Silver trucks heavy with oil or paper --
bricks or milk, teeming over highways alongside us, 
on our way to clean tables, read ledgers, or save lives -- 
to teach geometry, or ring up groceries as my mother did 
for twenty years, so I could write this poem. 

Mi rostro, el tuyo, millones de rostros en los espejos de la mañana, 
bostezando hacia la vida, creciéndonos dentro del día: 
como lápices amarillos los autobuses escolares, el ritmo de los semáforos,
los puestos de frutas colocando manzanas, limones y naranjas cual arcoiris 
que solicita nuestro elogio. Camiones plateados cargados de petróleo o papel, 
ladrillos o leche, se multiplican en las autopistas y pasan por nuestro lado, 
unos camino a limpiar mesas o interpretar compraventas, salvar vidas, 
enseñar geometría o cobrar en cajas mandados como lo hizo mi madre 
durante veinte años para que yo pudiera escribir este poema, hoy. 

All of us as vital as the one light we move through, 
the same light on blackboards with lessons for the day: 
equations to solve, history to question, or atoms imagined, 
the "I have a dream" we all keep dreaming, 
or the impossible vocabulary of sorrow that won't explain 
the empty desks of twenty children marked absent 
today, and forever. Many prayers, but one light 
breathing color into stained glass windows, 
life into the faces of bronze statues, warmth 
onto the steps of our museums and park benches 
as mothers watch children slide into the day. 

Todos nosotros, esenciales como la luz que móviles atravesamos, 
la misma luz que rebota sobre las pizarras con la lección del día: 
las ecuaciones a resolver, la historia a cuestionar, los átomos a imaginar, 
el “Tengo un sueño” que aún hay que soñar, a pesar 
de lo imposible de definir ese vocabulario de angustia que no explica 
los pupitres vacíos de veinte niños que hay que marcar ausentes, 
hoy y siempre. Muchas oraciones, pero sólo una luz 
soplando color a los variados vitrales, 
vida a los rostros de las estatuas de bronce, calidez al cemento 
de las escalinatas de nuestros museos y bancos en los parques 
donde las madres observan a sus hijos deslizarse dentro del día. 

One ground. Our ground, rooting us to every stalk 
of corn, every head of wheat sown by sweat 
and hands, hands gleaning coal or planting windmills
in deserts and hilltops that keep us warm, hands 
digging trenches, routing pipes and cables, hands 
as worn as my father's cutting sugarcane 
so my brother and I could have books and shoes. 

Un suelo. Nuestro suelo, arraigándonos a cada tallo 
en los maizales, a cada espiga de trigo cosechada con sudor 
por manos, manos que recopilan carbón o plantan molinos 
eólicos en desiertos y cerros para darnos calor, manos 
que cavan surcos donde pondrán tuberías y cables, manos 
tan desgastadas como las de mi padre cortando caña 
para que mi hermano y yo tuviéramos libros y zapatos. 

The dust of farms and deserts, cities and plains 
mingled by one wind -- our breath. Breathe. Hear it 
through the day's gorgeous din of honking cabs, 
buses launching down avenues, the symphony 
of footsteps, guitars, and screeching subways, 
the unexpected song bird on your clothes line. 

El polvo de las granjas y los desiertos, de las ciudades y praderas 
mezclado por el viento de nuestro aliento. Respiremos. Escuchémoslo 
entrelazado en la hermosa cacofonía diaria de taxis estridentes, 
autobuses lanzándose por las avenidas, en la sinfonía 
de nuestros pasos, guitarras, del rechinar de los trenes subterráneos, 
en el inesperado canto de un pájaro posado en tu tendedera. 

Hear: squeaky playground swings, trains whistling, 
or whispers across cafe tables, Hear: the doors we open 
for each other all day, saying: hello, shalom, 
buon giorno, howdy, namaste, or buenos días 
in the language my mother taught me -- in every language 
spoken into one wind carrying our lives 
without prejudice, as these words break from my lips. 

Escuchemos: columpios que chirrean en los parques, silbidos de trenes 
o susurros de un café compartido. Escuchemos: las puertas que nos abrimos 
el uno al otro, al saludarnos cada día: hello, shalom, 
buon giorno, howdy, namaste o buenos días, 
 en la lengua que mi madre me enseñó y en cada idioma 
que hablamos a ese viento que empuja nuestra vida 
sin prejuicio, tal como caen estas palabras de mis labios. 

One sky: since the Appalachians and Sierras claimed 
 their majesty, and the Mississippi and Colorado worked 
their way to the sea. Thank the work of our hands: 
weaving steel into bridges, finishing one more report 
for the boss on time, stitching another wound 
or uniform, the first brush stroke on a portrait, 
or the last floor on the Freedom Tower 
jutting into a sky that yields to our resilience. 

Un cielo: desde que los Apalaches y las sierras lo reclamaron 
con majestuosidad y los cauces del Misisipi y del Colorado 
lo reflejan camino al mar. Demos pues gracias por nuestras manos: 
entretejiendo acero para levantar puentes, terminando a tiempo 
otro reporte para el jefe, zurciendo otra herida 
u otro uniforme, plasmando la primera pincelada de otro retrato 
o el último piso de otra Torre de Libertad 
sobresaliendo a un cielo que se expande con nuestra resistencia. 

One sky, toward which we sometimes lift our eyes 
tired from work: some days guessing at the weather 
of our lives, some days giving thanks for a love 
that loves you back, sometimes praising a mother 
who knew how to give, or forgiving a father 
who couldn't give what you wanted. 

Un cielo, hacia el cual a veces levantamos la vista 
cansados de trabajar, a veces pronosticando el tiempo 
de nuestra vida, a veces agradeciendo un amor 
que nos corresponde, a veces elogiando a una madre 
que nos supo dar todo o perdonando a un padre 
que nunca pudo darnos lo que ansiábamos. 

We head home: through the gloss of rain or weight 
of snow, or the plum blush of dusk, but always -- home, 
always under one sky, our sky. And always one moon 
like a silent drum tapping on every rooftop 
and every window, of one country -- all of us -- 
facing the stars 
hope -- a new constellation 
waiting for us to map it, 
waiting for us to name it -- together. 

Y regresamos a casa, entre el brillo de la lluvia o el peso 
de la nieve, en medio del anochecer púrpura, pero siempre a casa: 
siempre bajo un cielo, nuestro cielo. Y siempre una luna 
como un tambor silente rebotando sobre cada techo 
y cada ventana de un país —con todos nosotros— 
de cara a las estrellas 
con esperanza de hallar una nueva constelación 
que nos espera, cartógrafos nosotros 
a punto de nombrarla, juntos.

1.11.2013

sadhu

Sadhu man seen @ feature shot

ENelBLANCO


Burning in the Rain


Richard Blanco


CubanAmerican gay poet to be Official Poet of Obama's Second Inauguration

Someday compassion would demand
I set myself free of my desire to recreate
my father, indulge in my mother’s losses,
strangle lovers with words, forcing them
to confess for me and take the blame.
Today was that day: I tossed them, sheet
by sheet on the patio and gathered them
into a pyre. I wanted to let them go
in a blaze, tiny white dwarfs imploding
beside the azaleas and ficus bushes,
let them crackle, burst like winged seeds,
let them smolder into gossamer embers—
a thousand gray butterflies in the wind.
Today was that day, but it rained, kept
raining. Instead of fire, water—drops
knocking on doors, wetting windows
into mirrors reflecting me in the oaks.
The garden walls and stones swelling
into ghostlier shades of themselves,
the wind chimes giggling in the storm,
a coffee cup left overflowing with rain.
Instead of burning, my pages turned
into water lilies floating over puddles,
then tiny white cliffs as the sun set,
finally drying all night under the moon
into papier-mâché souvenirs. Today
the rain would not let their lives burn. 

This poem appeared in the December 29, 2011, issue of  The New Republic.

boleroENmedioDELcarnaval

como un bolero en medio del carnaval regreso a tientas después de una pausa. no ha pasado nada y sin embargo, todo. pero hay que seguir y seguir.