6.19.2012

crónicas marcianas

caricaturas de TRINO

SIN imaginable

si en algún momento de mi vida hubiera yo sentido admiración por este despreciable tipo, hoy me sentiría tan timada, ofendida, indignada al leer estas líneas de las dos últimas llamadas "reflexiones" del autor --esos escupitajos que de kilométricos ahora son jeroglíficos eructados con el peor fecal aliento bucomental de un dictator que a sus 86 años está ya acostumbrado al aplauso gratuito, a la lisonjería falsa, traidora y destructiva resultado de la cobardía derrotista de todo un pueblo hecho trizas por los miles de errores e ideas caóticas que ha tenido el susodicho en 54 años--, quien las firma sin la menor intención de aprovechar las últimas bocanadas de aire que le quedan en este mundo para rectificar hacia su país y pueblo con un tilín de dignidad para salvarse un tin del peso de esa "historia" --que lo juzgará sin la menor compasión absolutoria-- que pronto dejará atrás como la peor época  de la isla de Cuba, de las tantas que ha tenido desde que un cegato navegante la llamara las más fermosa... 

y si yo no fuera una cubana más que lo odia --alguien que piensa que estos parrafitos son simplemente las salpicaduras de la explosión por autocombustión de toda la petrificada mierda acumulada en su bolsa de colostomía, derritiendo así el grueso depósito de la cagalera de mentiras, manipulaciones y egopedos de su soez reino como dictador supremo de mi país durante más de medio siglo-- y fuera entonces yo cualquier europea, latinoamericana o tal vez mexicana más o menos de izquierda que lee todos los días La Jornada, considerado uno de los mejores diarios del que sería entonces mi país (por no decir de toda Latinoamérica, yo una ciudadana plural de todo un continente que se enorgullece de que ese diario sea representante de la libertad de prensa y de expresión que sé, pero no divulgo por temor a que me llamen "de derechas", que el dictador cubano no concede en su país a su gente, a su prensa), yo entonces, ciudadana del mundo sentiría tanta vergüenza ajena, tanta lástima hacia los cubanos y tanto asco hacia ese símbolo degenerado en pronosticador de devastadoras guerras, ese ícono politiquimierdero que sólo sabe culpar y nunca aceptar el propio error, ese pasquín de lemitas de sociobaratijas y postura comunista de pacotilla con cuero mercedes benz en el asiento, ese caudillo embarrado de sangre hasta la médula quien burlándose ante el mundo, se cree con absoluto derecho de que le publiquen cuanto disparate se le ocurre en la prensa libre de mi país ficticio sin que ningún editor, libre-pensante-demócrata, levante la voz y diga "sabes qué, ésta no, pinche güey"...

pero no, yo sólo soy una cubana más que lo odia y lo desprecia. y que aquí quede dicho, otra vez.