4.16.2010

el pozo

Era una mujer chica, con unos dedos alargados en las puntas, y lo decía sin indignarse, sin levantar la voz, en el mismo tono mimoso con que salu­daba al abrir la puerta. No puedo acordarme de la cara; veo nada más que el hombro irritado por las barbas que se le habían estado frotando, siempre en ese hombro, nunca en el derecho, la piel colorada y la mano de dedos finos señálandola.
Después me puse a mirar por la ventana, distraído, buscando descubrir cómo era la cara de la prostituta. Las gentes del patio me resultaron más repugnantes que nunca. Estaban, como siempre, la mujer gorda lavando en la pileta, rezongando sobre la vida y el almacenero, mientras el hombre tomaba mate agachado, con el pañuelo blanco y amarillo colgándole frente al pecho. El chico an­daba en cuatro patas, con las manos y el hocico embarrados. No tenía más que una camisa remangada y, mirándole el trasero, me dio por pensar en cómo había gente, toda en realidad, capaz de sentir ternura por eso.
Seguí caminando, con pasos cortos, para que las zapatillas golpearan muchas veces en cada paseo. Debe haber sido entonces que recordé que mañana cumplo cuarenta años. Nunca me hubiera podido imaginar así los cuarenta años, solo y entre la mugre, encerrado en la pieza. Pero esto no me dejó melancólico. Nada más que una sensación de curiosidad por la vida y un poco de admiración por su habilidad para desconcertar siempre. Ni siquiera tengo tabaco.

SIGUE AQUÍ

Juan Carlos Onetti
(Montevideo, 1909 - Madrid, 1994)Onetti's first novella, El pozo (1939) has been hailed by many critics as t he first truly modern Spanish American novel, and a precursor to the Magic Realism. It used modernist narrative technique, and brought on the scene a character familiar from the works of Jean-Paul Sartre and Albert Camus. The protagonist, Eladio Linacero, resembles Knut Hamsun's hero in Hunger (1890). He leads his aimless life in a city, where he is unable to communicate with others. He is separated from his wife and has only occasional contact with prostitutes. "The few people that I know are unworthy of having the sun touch their faces," he thinks. "Behind us, there is nothing. One gaucho, two gauchos, thirty-three gauchos."