12.08.2009

del pañuelo de la esperanza

Lit. Nobel 2009: Herta Müller

Every word knows something of a vicious circle

DO YOU HAVE A HANDKERCHIEF was the question my mother asked me every morning, standing by the gate to our house, before I went out onto the street. I didn't have a handkerchief. And because I didn't, I would go back inside and get one. I never had a handkerchief because I would always wait for her question. The handkerchief was proof that my mother was looking after me in the morning. For the rest of the day I was on my own. The question DO YOU HAVE A HANDKERCHIEF was an indirect display of affection. Anything more direct would have been embarrassing and not something the farmers practiced. Love disguised itself as a question. That was the only way it could be spoken: matter-of-factly, in the tone of a command, or the deft maneuvers used for work. The brusqueness of the voice even emphasized the tenderness. Every morning I went to the gate once without a handkerchief and a second time with a handkerchief. Only then would I go out onto the street, as if having the handkerchief meant having my mother there, too .... ... ...

I wish I could utter a sentence for all those whom dictatorships deprive of dignity every day, up to and including the present—a sentence, perhaps, containing the word handkerchief. Or else the question: DO YOU HAVE A HANDKERCHIEF?

Can it be that the question about the handkerchief was never about the handkerchief at all, but rather about the acute solitude of a human being?

Full speech-Discurso completo en inglés
© THE NOBEL FOUNDATION 2009


Cada palabra sabe algo sobre el círculo vicioso

¿TIENES UN PAÑUELO? me preguntaba mi madre cada mañana en la puerta de casa, antes de que yo saliera a la calle. Yo no tenía el pañuelo, y como no lo tenía, regresaba a la habitación y sacaba un pañuelo. No tenía el pañuelo cada mañana, porque cada mañana aguardaba la pregunta. El pañuelo era la prueba de que mi madre me protegía por la mañana. A otras horas del día, más tarde o en otras circunstancias, quedaba a merced de mí misma. La pregunta ¿TIENES UN PAÑUELO? era una ternura indirecta. Una directa hubiera sido penosa, algo que no existía entre los campesinos. El amor se disfrazaba de pregunta. Sólo así podía decirse a secas, en tono de orden, como las maniobras del trabajo. El hecho de que la voz fuera áspera realzaba incluso la ternura. Cada mañana estaba yo una vez sin pañuelo en la puerta, y una segunda vez con pañuelo. Sólo después salía a la calle, como si con el pañuelo también estuviera mi madre. ... ... ...

Me gustaría poder decir una frase para todos aquellos que, en las dictaduras, todos los días, hasta hoy, son despojados de su dignidad, aunque sea una frase con la palabra pañuelo, aunque sea la pregunta: ¿TENÉIS UN PAÑUELO?

Puede ser que, desde siempre, la pregunta por el pañuelo no se refiera en absoluto al pañuelo, sino a la extrema soledad del ser humano.

Discurso completo en español
© THE NOBEL FOUNDATION 2009